La brecha digital
La brecha digital aún afecta a 4.500 millones de personas, lo que significa que dos tercios de la población mundial no tienen todavía acceso a la mayor fuente de información y de datos del mundo. La población europea es la más conectada del mundo, con un 77% de penetración; seguida de la de América, con un 61%. Sin embargo, las regiones con menor acceso a la mayor biblioteca del mundo son Asia y elPacífico, con un 32% de penetración, y África, donde no supera el 16%.El gran desafío de hacer desaparecer esta brecha y crear un mundo globalmente conectado deberá ser afrontado al mismo tiempo que el de mejorar una tecnología que debe dar cabida de forma progresiva a un mayor volumen de informaciones.
Mientras algunos países han consolidado su liderazgo en el panorama digital, otros siguen muy atrasados y con pocos o ningún síntoma de mejoría. Los países nórdicos, los tigres asiáticos y varias economías avanzadas de Norteamérica y Europa occidental, como Holanda y Reino Unido, siguen siendo los que tienen mejores índices de conectividad y, gracias a ello, unas tasas de innovación muy elevadas que contribuyen a impulsar su competitividad.
En estos países, aproximadamente el 90% de los hogares poseen un ordenador y una conexión de Internet. Como consecuencia, el uso de la Red, tanto por parte de las empresas como de los consumidores, es alto. Y ello repercute en la economía en general, por ejemplo en las solicitudes de patentes, que, aunque no reflejan más que un aspecto de los muchos de la innovación, son muy numerosas, hasta más de 100 solicitudes por millón de habitantes en la mayoría de estos países.
Por el contrario, varios países en vías de desarrollo —sobre todo en África, pero también en Latinoamérica y el sureste asiático— siguen teniendo escasos niveles de conectividad y, por tanto, poco empleo de Internet y un desarrollo limitado del comercio electrónico. Sus dificultades para mejorar la conectividad digital hacen que estén desaprovechando todas las ventajas sociales y económicas que entraña una buena infraestructura de TIC.
Es preciso animar a los países a que tomen las decisiones inversoras y adopten las políticas adecuadas para desarrollar sus TIC, sin olvidar que pueden tardar tiempo en dar fruto. Se necesita un marco estratégico coherente para fomentar unas innovaciones capaces de ayudarnos a salir de la crisis económica.