La
tecnología está hoy presente
en todas las esferas de la vida humana: científica, económica,
social, informativa, deportiva, o familiar. Sin ella, difícilmente
se podrían conseguir los niveles de eficacia, precisión,
rapidez, y comodidad a los que estamos acostumbrados. Las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, constituyen hoy el
verdadero motor del cambio transformando la sociedad industrial
en una sociedad de la información, del aprendizaje y de la
inteligencia. Se trata pues de todo un cambio social, un cambio
radical de valores que hace que el conocimiento se convierta en
la clave del crecimiento y la riqueza, y que la mente humana sea
una fuerza de extraordinario poder.
En la sociedad industrial el recurso principal era la energía que alimentaba los grandes instrumentos del progreso: coches, camiones, trenes o aviones; pero era, sobre todo, una energía que podía extender y ampliar el cuerpo humano. En nuestra sociedad el recurso principal es la información. Pero la información, a diferencia de la energía, nos permite extender la mente humana. La ampliación de los recursos mentales, junto con la capacidad de ampliar el cuerpo humano, ha desembocado en una nueva realidad: la mente humana que es ahora mismo la fuerza más poderosa del planeta.
Entre la sociedad de la información y la del conocimiento hay diferencias sustanciales. En la sociedad de la información se destacan, por encima de todo, las redes de comunicación baratas, abiertas y globales y los bancos de datos masivos y continuamente actualizados. En la sociedad del conocimiento se acentúa el valor de los datos elaborados como generador de nuevos conocimientos y, sobre todo, como realidad dinamógena, capaz de crear, cambiar y transformar la realidad. De ahí el interés por la gestión y los gestores del conocimiento.
En la sociedad industrial el recurso principal era la energía que alimentaba los grandes instrumentos del progreso: coches, camiones, trenes o aviones; pero era, sobre todo, una energía que podía extender y ampliar el cuerpo humano. En nuestra sociedad el recurso principal es la información. Pero la información, a diferencia de la energía, nos permite extender la mente humana. La ampliación de los recursos mentales, junto con la capacidad de ampliar el cuerpo humano, ha desembocado en una nueva realidad: la mente humana que es ahora mismo la fuerza más poderosa del planeta.
Entre la sociedad de la información y la del conocimiento hay diferencias sustanciales. En la sociedad de la información se destacan, por encima de todo, las redes de comunicación baratas, abiertas y globales y los bancos de datos masivos y continuamente actualizados. En la sociedad del conocimiento se acentúa el valor de los datos elaborados como generador de nuevos conocimientos y, sobre todo, como realidad dinamógena, capaz de crear, cambiar y transformar la realidad. De ahí el interés por la gestión y los gestores del conocimiento.
La sociedad del aprendizaje resalta
los contornos de un sistema cultural en el que los individuos deben aprender a lo largo de toda la vida. Por último, la sociedad de la inteligencia destaca la idea de inteligencia distribuida y compartida, ya que
los grupos, como sistemas de comunicación, aumentan o disminuyen
la capacidad de los individuos para resolver problemas o alcanzar
mayores niveles de bienestar. Con la explosión tecnológica,
la misma inteligencia humana queda potenciada y se convierte en
una inteligencia ampliada o asistida.
Esta nueva sociedad actual está llena de desafíos y retos asombrosos, pero también está salpicada de paradojas y contradicciones. Por ejemplo, se siente orgullosa de los nuevos avances científicos, pero no encuentra solución a los problemas éticos y humanos que esos avances plantean.
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